Hace más de diez años iniciamos un proceso de renovación de nuestra agricultura, si bien el espíritu de nuestra condición campesina nos invitaba a desarrollar un trabajo en armonía con la naturaleza, las prácticas empleadas no eran totalmente orgánicas. Sembrábamos los productos tradicionales de la región, como cebollas, tomates, habichuelas, entre otros, pero bajo un esquema de agricultura intensiva que en definitiva estaba agotando nuestros suelos.
Con la renovación decidimos implementar una agricultura totalmente orgánica e iniciar un campaña por la recuperación el suelo. Esto no ha sido sencillo, pero el espíritu de la finca se ha recuperado.
Tenemos la seguridad de trabajar en un espacio libre de venenos y de componentes químicos que nos hagan daño o a cualquier otro animal del entorno.
Al adquirir nuestros productos, queremos compartir también este espíritu de armonía y equilibrio con la naturaleza.